No soy Einstein, ni Van Gogh, ni Ferbantes, ni Platón;
no tengo en mis venas sangre azul, no soy ningún dios.
Y si me haces mil preguntas, no sabría responder,
sólo sé que yo era ciego y ahora puedo ver.
No sé nada de la bolsa, no soy un cerebro gris,
nunca fui a la Casa Blanca, la verdad no sé si quiero ir.
No poseo grandes sumas que pudiera ofrecer,
sólo sé que yo era ciego y ahora puedo ver.
Y una cosa es respirar y otra es ver la luz,
y hoy te miro y ahora sé que no han nadie como tú.
Yo sin nada que ofrecer, tú me viste a mí,
sin dinero, sin sombrero y me hiciste feliz.
Y tu amor es un dilema que jamás descifraré,
sólo sé que yo era ciego y ahora puedo ver.